Porque pesimistas nunca faltan, podrá haber quien advierta que Natación todavía no ganó nada y que aún queda casi medio Regional por delante, y tal vez tenga razón. Pero solo en esto último, porque el “Blanco” efectivamente ya ha ganado algo hasta aquí: la felicidad de volver a sentirse protagonistas después de años de relegamiento, en los que llegó a peregrinar por el rugby del ascenso. Por eso, la primera clasificación al Súper 8 se festejó como si fuera un título en la Benjamín Aráoz.
“Para nosotros fue como ganar una final”, corrobora José Rubino, entrenador junto a Pablo Martínez y Maximiliano Gómez Fernández. “Llegar acá nos costó mucho esfuerzo, mucho sacrificio, mucha dedicación. Recordemos que este equipo es el mismo que salió antepenúltimo hace dos años. Con trabajo, la suma de algunos pibes y el aporte de algunos experimentados y los entrenadores que estuvieron antes que nosotros, se cambiaron muchas cosas y estamos hoy entre los mejores”, destacó Rubino.
Los “Blancos” la tenían muy complicada, pero se ganaron el derecho a jugar el octogonal propinándole a Uni de Salta la derrota más abultada que sufrió en toda la primera ronda (34-7). “Cada pelota, cada tackle, cada line, cada scrum, resumía un trabajo de más de tres años. Porque si uno repasa el grupo, se da cuenta de que es el mismo de antes, sólo que con algunos jugadores nuevos y mucho laburo encima. Por eso, le pedí a los chicos que sacáramos ese plus que tenemos adentro y saliéramos a buscar los cinco puntos. Teníamos y tenemos con qué”, expresó el capitán, Matías López.
Natación cerró la fase clasificatoria con un saldo de nueve triunfos y seis caídas, la mitad de las cuales fueron por menos de cinco tantos de diferencia. Sin embargo, el Súper 8 será el doble de exigente. “Estamos madurando como equipo. Veníamos con el problema de no saber cerrar los partidos, pero contra los salteños salimos a buscarlo de entrada. Ya cumplimos nuestro primer objetivo, pero ahora debemos enfriar la cabeza, porque lo que viene es mucho más difícil”, señaló Lucas Escobedo, tryman “blanco”, con siete tries.
No obstante, la razón de que el festejo haya incluido lágrimas claramente no se agota en la clasificación, y Rubino lo confirma: “la alegría más grande que tenemos es haberle devuelto la ilusión a la gente. Muchos que ya no venían están volviendo. Se le ha vuelto a dar vida al club”.